Lo Nuevo

El salto entre tener razón o ser feliz

“Dos amigos íntimos emprendieron una excursión. Al hacerse de noche se echaron a dormir bajo un árbol, uno junto al otro. Uno de ellos soñó que habían tomado un barco y habían naufragado en una isla. Al despertar, comenzó a preguntarle a su compañero si recordaba la travesía, el barco y la isla. No se lo podía creer cuando su amigo le explicó que él no había tenido ese sueño. ¡Imposible, no podía creérselo! Se enfadó con su  amigo y se negó a aceptar que no hubiera tenido el mismo sueño que él…”
La intolerancia, el ego, el orgullo, la incomprensión y la falta de empatía  son las barreras naturales que nos alejan de momentos de felicidad o estados de tranquilidad y paz interior.

“Si hay victoria en vencer al enemigo, la hay mayor cuando el hombre se vence a sí mismo”
-José de San Martín-
¿Cuánto estamos dispuestos a aguantar una situación incómoda?, ¿sabemos convivir enfrentados a los demás y sobre todo, con nosotros mismos?, ¿controlamos realmente como queremos la balanza de los pros y los contras?
La  mala gestión de situaciones de tirantez en las que nos vemos inmersos y de las que no sabemos salir o no queremos resolver a menos que sea a nuestro favor, nos priva y nos arrebata horas, semanas e incluso años de disfrutar de amigos, familia o pareja por el mero hecho de “llevar la razón”.

“Si hay victoria en vencer al enemigo, la hay mayor cuando el hombre se vence a sí mismo”
-José de San Martín-
¿Cuánto estamos dispuestos a aguantar una situación incómoda?, ¿sabemos convivir enfrentados a los demás y sobre todo, con nosotros mismos?, ¿controlamos realmente como queremos la balanza de los pros y los contras?
La  mala gestión de situaciones de tirantez en las que nos vemos inmersos y de las que no sabemos salir o no queremos resolver a menos que sea a nuestro favor, nos priva y nos arrebata horas, semanas e incluso años de disfrutar de amigos, familia o pareja por el mero hecho de “llevar la razón”.

Más allá de los motivos

Aquello que rodea a una posición enconada de una persona en obtener un resultado favorable en una discusión se basa en tres elementos:
  • Necesidad de apuntalar su ego
  • Necesidad de reafirmar su autoestima
  • El miedo a otras posiciones o a “perder” poder y control
Salvo en casos de pruebas reales donde no exista debate posible, y el enfrentamiento no dependa de interpretaciones, lo natural es que nadie sea dueño de la verdad absoluta.
ocasiones flaquea cuando confrontamos con los demás…

¿A qué conduce el estancamiento posicional?

Rabia, miedo, frustración e ira. Cuando vemos que algo no se resuelve o se satisface según nuestro cánones, se ponen en marcha una serie de mecanismos que desencadenan emociones negativas que entorpecen nuestro razonamiento y consumen energía en nuestro interior.
Cuando nos estancamos en una posición, perdemos energía y sobre todo, tiempo. Tiempo que perdemos de disfrutar sin ataduras y sin sensación de compromiso u obligatoriedad.

“Las personas realmente fuertes y felices no se pelean casi nunca. No pierden su precioso tiempo ni su magnífica energía en eso. Están centradas en disfrutar con sus proyectos y su vida. ¡Y lo mejor es que los improperios y las salidas de tono apenas les molestan!”

-Rafael Santandreu-
Reproches, intentos de manipulación, exigencias, burlas, dependencias emocionales, etc. Debemos estar preparados para detectar todo ello en el momento en que nos encontramos en una posición así.
Y no sólo detectarlo en los demás, sino en nosotros mismos, que arrastrados por las emociones señaladas anteriormente, lo traducimos en comportamientos de los cuales no nos enorgulleceríamos en situaciones normales, de tranquilidad y flexibilidad.

¿Cómo salir del atolladero?

Podemos plantearnos algunas preguntas que nos ayuden a encontrar un camino flexible:
  • ¿Cómo me siento con la situación? Encontrar las palabras adecuadas para describir como nos sentimos, favorece la ordenación del pensamiento y nos ayuda a eliminar el “ruido” que pueda enturbiar los aspectos más razonados de la situación.
  • ¿Sabe la otra persona cómo me siento? Esto va más allá de las discusiones comandadas por las emociones, y más allá del “porque tu eres….” y “yo soy…..”
  • ¿Conozco cómo se está sintiendo la otra persona? En ocasiones, recurrimos a la interpretación del pensamiento. Esto no es más que dar como ciertas, afirmaciones del tipo: “seguro que piensa que…..”
  • ¿Cómo empezó el conflicto? ¿Qué quería conseguir y qué quería conseguir la otra persona?
Lo siguiente será plantearse alternativas dentro del conflicto para solucionarlo y para conocer hasta que punto puedo ser flexible y ceder, o en qué punto puedo dejar de buscar la reafirmación de reconocimiento.
Eso si, todo ello, desde la más profunda sinceridad. De nada sirve fingir flexibilidad. Tarde o temprano saltarán por los aires sus costuras, y encarnizaremos otro conflicto potenciado con el anterior con distintas formas y distinto lenguaje, pero con la misma piel. La piel de marcar nuestra línea de fuego innegociable e insistir en hacer enemigo hasta su claudicación al que tenemos delante.
Ponderemos el tiempo que podemos ganar con los demás y otorguémosle el valor que le corresponde. Seguro que muchas veces es mayor del que nos da un “te lo dije” o un “lo sabía”.
Paula Murillo 
Tomado de: https://lamenteesmaravillosa.com/tener-razon-o-ser-feliz-sin-terminar/

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